El Nuncio Apostólico Franco Coppola lleva fe y esperanza a Aguililla

En el viaje a Tierra Caliente del representante del Papa en México Franco Coppola, fue muy emotivo, estuvo lleno de personas a pie de carretera que le pedían que rezara por la paz de su pueblo “no nos olvides, tenemos fe en Nuestro Señor”, le gritaban. Él asentía y ponía la mirada al frente hacia Aguililla.

Pasó por las comunidades de El Terrero, El Limoncito, El Aguaje y en la glorieta de la entrada principal de Aguililla, fue recibido por decenas de fieles que lo acompañaron por las calles del pueblo hasta llegar a la cancha de básquetbol de la Escuela Primaria Josefa Ortiz de Domínguez, localizada a un costado de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.

Antes de iniciar la misa, el nuncio habló con varios de los habitantes de Aguililla para conocer las historias que se padecen aquí debido a la violencia y a la pelea entre los cárteles de la droga. Después, comenzó la ceremonia religiosa, en la que el Obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, ofreció unas palabras.

El nuncio al conocer lo que pasaba en Aguililla se invitó solo a venir, pues quería conocer de cerca lo que está pasando aquí. Esta visita es un mensaje de paz para todos nuestros hermanos, también para nuestros hermanos del crimen organizado para llamarlos a la conversión, ellos están presentes aquí al igual que el pueblo que sufre por la violencia, mis oraciones para ustedes para que haya en sus corazones un cambio de vida para que volvamos a la fraternidad, resaltó Ascencio García.

El carisma de Coppola conquistó a los aguilillenses y su visita estuvo acompañada de una discreta seguridad que no solicitó él ni la Iglesia Católica, sino que ofreció la Secretaría de Seguridad Pública.

Al concluir la eucaristía hubo una rueda de prensa en la que los medios le preguntaron a Coppola, que si temía que la delincuencia organizada considerara su visita como un desafío a lo que él respondió que no llegó para desafiar a nadie, sino para dar un mensaje de fe y de esperanza.

También se le cuestionó si estuviese dispuesto a reunirse con miembros del crimen organizado para lograr obtener la paz en la región y en otras partes del país a lo que respondió que si se lo ofrecieran sí, pero resaltó que para resolver esos temas también están otros clérigos de cada uno de los pueblos y las propias autoridades.

Al final el representante del Papa en México tuvo una comida con la población y prometió regresar, pero ahora para ver un Aguililla reconstruido, sin guerras entre el narco.

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