Delirios de un soñador

Por: El Dr. Andrés Corona Sánchez.

“Una pequeña gran diferencia”.

Escuché por casualidad una plática que se realizaba entre un empresario mexicano, hijo de inmigrantes japoneses, que en los años treinta tuvieron la gran visión de escoger México para venirse a vivir y comentaba que por sus rasgos era producto de “fabricantes japoneses”, pero “ensamblado en México” y que como lo que “está hecho en México, está bien hecho”, pues aquí sigue.

Su plática versó sobre la forma de triunfar en la vida y comentaba que Japón es un país del tamaño de Chihuahua y Aguascalientes juntos; pero con la diferencia de que Japón tiene 124 millones de habitantes, los 10 bancos más grandes del mundo, el índice educativo y de longevidad más alto del mundo, el índice de criminalidad más bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que produce Francia, Inglaterra y Alemania juntas; y todo esto porque en Japón existe educación, actitud ante la naturaleza, religión y actitud ante la vida misma.

Decía que en México se da mucho la educación instructiva, de conocimientos, porque a los padres de familia les preocupa el 5, el 6, el 8 y se olvidan de la educación formativa en la que juegan un papel preponderante los valores entre los que se encuentra la honestidad, la puntualidad y la limpieza que como resultado de su aplicación nos dará como resultado el bien ser, el bien hacer, el bien estar y el bien tener.

Cuando un ser humano tiene el “bien ser”, este lo hace honesto, puntual y disciplinado, que es el principio fundamental del respeto o bien cuando algo no es tuyo, ese algo tiene que ser de alguien, por ejemplo cuando se encuentra una cartera tirada en la calle, esa cartera debe ser de alguien y hay que devolverla, pero aquí no se hace eso, es como si te encontraras a una señora en una fiesta y no es tuya, lógico que debe ser de alguien, por eso lo mejor es no tocarla.

El que tiene el “bien hacer”, es aquel ser humano que no hace las cosas a medias, ni con el “ahí se va” sino que hace las cosas bien para que queden bien; por ejemplo, si va a nadar debe hacerlo bien para evitar accidentes, si va a estudiar debe hacerlo bien para triunfar no para ver qué sale, si va a hacer el amor debe hacerlo bien y entregarse completo no nada más a medias. Si esto se llega a suceder, entonces vamos a tener el “bien estar”, y le podremos dar a la familia y a nuestra escuela, más de lo que recibimos porque ya logramos el “bien tener”.

Comentaba que si todo ser humano, en cada acto importante de su vida plantara un árbol nuestro planeta no estaría así, pues imagínense si nuestros padres hubieran plantado un árbol cuando nosotros nacimos, hoy ese árbol estaría grande, frondoso y significaría mucho para nosotros; pero si ese árbol hubiera sido plantado por el gobierno, les juro que nos valdría madre como estuviera, aún cuando hubiera sido plantado el día que nacimos, por eso es importante que cada quien hagamos nuestras propias cosas, para que aprendamos a amarlas. Nos quejamos de la contaminación y de la erosión, pero no hacemos nada para corregirla, pero si en lugar de criticar y destruir lo existente nos dedicáramos a plantar un árbol en cada momento importante de nuestra vida y lo cuidáramos, nuestro planeta sería diferente.

¿Saben cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos?, y la respuesta fue, que los dos pueblos son iguales, que a los dos les gustan las peregrinaciones, los tambores, los amuletos, los cuetes; pero existe una pequeña gran diferencia, los mexicanos van a los templos a “pedir” y los japoneses van a “ofrecer”. En México, los sindicatos presentan “pliego de peticiones”, en Japón “pliego de ofrecimientos”; es por eso que aquí las cosas ya no son posibles, porque piden más de lo que dan, pues quieren más días no laborables (puentes), más vacaciones, más aguinaldo, que se pague triple el cumpleaños (y no trabajarlo) y que contesta la empresa (gobierno), sólo incrementos pírricos y un aumento desmedido de impuestos.

Ese es el gran secreto de esa pequeña gran nación, ¿y nosotros qué esperamos para imitarla?, o mejor seguimos siendo “importantes” y nos vamos de mojados o ya de perdida de diputados.

¡Es cuanto!.

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