Habla un Gato Solitario

Vampirita

Juan Miranda Alvarado.

Desde que la miré, se me antojó como si fuera agua de pitaya, es menudita, curveadita, con ojos de venada y hoy por fin conversé con ella, yo la deseaba tanto; que no quería palabras, sólo poseerla,  pero la escuché: “…Dicen que estoy loca, que soy rara, sólo porque me encanta la sangre, si me corto un dedo, me chupo mi sangre, sabe saladita, ¡no te imaginas! cómo sufro cuando veo un accidente, miro al herido o al muerto y su sangre me llama, la boca me babea de tanto antojo…”, el deseo se me hizo miedo, ya no le pedí nada, a esta vampirita pueblerina, me fui de ella para siempre, con muchas ganas de tomar agua de pitaya.

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