La soledad de mi mujer
Juan Miranda Alvarado.
Sábado de madrugada, suena el teléfono, me doy cuenta que es número de Huetamo y presiento malas noticias; le doy el auricular a mi mujer y a quema vida le dicen: “Mataron a tu hermano Francisco” ella está devastada, aniquilada, muriendo en vida, yo no sé qué decirle, ante la muerte; todas las palabras estorban, prefiero sólo abrazarla, así se nos va la madrugada, en una infinita soledad; amanece, salimos rumbo a Pinza; el rancho de mi mujer. Llegamos a las seis de la tarde, el aroma de los espinos es feroz, mi mujer corre a abrazar a su madre, juntas le lloran a su ser querido, es tristísimo el momento… la soledad de mi mujer me duele tanto.