MARÍA
Juan Miranda Alvarado
Susurros acuáticos a la hora del amor, porque necesito esta lluvia de febrero, para acomodar mi soledad en tu primavera, muchacha de cabello silvestre y ojos que sugieren amaneceres marítimos, quiero abrazarte y beberme tu primera juventud a la hora en que las alondras escriben leyendas de romances eternos, déjame entrar a tu piel morena y entonces mi poema se llamará María, siempre María.