Don Celestino
Tiempo de lluvias, tiempo de labor en el campo y tiempo de trabajar en las muchas hectáreas de don Celestino; de todos mis trabajos que tengo, ese es mi preferido, porque aunque don Cele paga poco salario,
vende un riquísimo pulque; blanco y espumoso como leche, eso sí, bien pegador y sobre todo chamaquero, gracias a ese pulque, mi vieja y yo ya tenemos siete hijos. Don Cele también vende barbacoa de borrego, está bien sabrosa, aunque de vez en cuando, los jornaleros le hemos encontrado gusanitos a la carne; le reclamamos y don Cele con mucha sabiduría nos dice:” cómansela con confianza muchachos, porque los gusanitos son de la misma carnita” entonces yo cierro los ojos y me como el taco de un jalón, así los gusanitos sufren menos.
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