Con un gobierno de manos limpias, el candidato de Fuerza por México a la gubernatura de Michoacán, Cristóbal Arias Solís, se comprometió a terminar con los gobiernos de “uñas largas” y a encabezar un gobierno responsable en el manejo de los dineros públicos, en el que la honradez sea el principio fundamental.
En su arranque de campaña, que debió celebrarse en espacio cerrado luego de que el Ayuntamiento capitalino le negara el permiso para realizarlo en la Plaza Morelos, el aspirante estuvo acompañado entre otros por su esposa María Ortega Ramírez, Gerardo Islas, presidente nacional de FxM, y Sergio Sistos Rangel, aspirante de ese partido a la alcaldía moreliana.
Ante los asistentes, Arias Solís sostuvo la honestidad como su bandera y se dijo dispuesto a someter su patrimonio al escrutinio público, asegurando que no se ha enriquecido aun cuando ha ocupado cargos de elevada responsabilidad.
Luego de señalar que Michoacán no está bien en la actualidad, dijo tener el propósito de ser gobernador para que se cumplan las tareas que le dan razón de ser al Estado, como garantizar la seguridad de las personas, proteger los bienes y patrimonios legítimos, así como garantizar las libertades públicas y la igualdad de todos ante la ley.
Sostuvo que el Estado debe otorgar servicios de salud dignos, ofrecer educación de calidad, lograr un desarrollo social y humano que mejore la calidad de vida de las personas, “debe además propiciar el crecimiento económico creando el clima para atraer inversiones productivas que generen empleos bien remunerados”.
Asimismo, contrastó no tener vínculos con grupos criminales y mucho menos ir a solicitar a estos apoyos políticos ni económicos.
Acto seguido, consideró que Michoacán tiene que dejar atrás la espiral de violencia criminal en la que lo metieron gobiernos que no cumplieron con su responsabilidad e incluso se coludieron con los grupos criminales.
La alianza perversa entre gobiernos y delincuentes, recalcó, ha costado a los michoacanos luto, sufrimiento y lágrimas, además de alejamiento de las inversiones, pérdida de empleos y pobreza.
Evidenció que entre 2002 y 2012 la deuda pública de Michoacán creció en un 10 mil por ciento, “en 2002 había una deuda bancaria de 152 millones de pesos, creció a 6 mil 757 millones de pesos en 2008 y a 15 mil 528 millones de pesos en 2012. Adicionalmente, miles de proveedores quebraron porque el gobierno sencillamente no les pagó.”
Michoacán, abundó, se endeudó más cuando más dinero hubo por el reparto de los excedentes petroleros, “los recursos del pueblo acabaron en las arcas de los Ahumada, engrosando fortunas personales que se depositaron en la banca privada de Andorra, nadando en las aguas de la corrupción de la presa de los sobornos de Odebrecht, en las ruinas del Teatro del Bicentenario y en el pago de fianzas millonarias para librar de la cárcel a funcionarios inmorales”.
Hoy, argumentó, la deuda bancaria de Michoacán en 2021 alcanza los 24 mil millones de pesos.
Criticó que los responsables de la debacle ahora aparecen disfrazados de progresistas y salvadores, “esa mafia del poder no se quiere ir. Saquearon al estado y deterioraron el sistema de salud y la educación pública. Son una minoría rapaz y caciquil que ha actuado mal, se robaron una candidatura que por violar la ley y actuar mal acaban de perder. No tienen candidato. Traicionaron al pueblo de Michoacán y traicionan al Presidente López Obrador.”
Igualmente rechazó la frivolidad y el dispendio, “los helicópteros, el oropel y la parafernalia. Los michoacanos rechazamos la corrupción, no queremos que el dinero público vaya a negocios particulares que enriquecen a los funcionarios. Rechazan también a los gobiernos que “nadan de muertito” y dejan hacer y dejan pasar sin asumir sus responsabilidades constitucionales.”
Las michoacanas y los michoacanos, expresó, no queremos seguir así, no queremos la continuidad, no queremos más de lo mismo, queremos la transformación y “nosotros somos la única opción de cambio verdadero y tenemos proyecto”.