Fervorosa devoción a la Virgen de la Candelaria

           El pasado dos de febrero se celebró el Día de la Candelaria y con ello una de las festividades religiosas más importantes de la Tierra Caliente, la fiesta en honor a la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción, más conocida como la Virgen de San Lucas, quien convocó a miles de peregrinos, que como cada año se dan cita en su santuario para agradecer y pedir favores a la Virgen.

           

Desde un día antes, el pueblo de San Lucas palpitaba ya la festividad, con una sucesión de celebraciones religiosas y la llegada de peregrinos. Pero el Día de la Candelaria, fue feriado, la conmemoración fue total. Calles ocupadas por puestos de venta, colectivos yendo y viniendo, admirables expresiones folclóricas y sobre todo una inmensa devoción hacia nuestra Señora de San Lucas.

Asistieron peregrinos del Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Querétaro y Michoacán. Fueron llegando grupos en autobuses, en autos particulares y en bicicletas, así como también personas a pie, quienes a través de su penitencia manifestaron su gran devoción y confianza en la madre de Dios, como intercesora.

A temprana hora se realizó la celebración eucarística solemne, presidida por Monseñor Maximino Martínez, acompañado por la mayoría de sacerdotes de nuestra diócesis de Ciudad Altamirano y por el párroco del santuario de San Lucas, el Padre César Mojica.

La fiesta patronal de la Virgen de San Lucas ha sido una tradición muy arraigada. Pero en este año disminuyó la afluencia de fieles.

En cuestiones de venta, los resultados no fueron muy favorables, las señoras de la comida han sido las únicas que se manifestaron satisfechas. “La comida en las ollas se acabó, toda la comida terminamos, porque con eso de la comida siempre va muy bien”, señaló una de las propietarias de conocida fonda.

Según los pobladores, en esta ocasión llegaron de las afueras pocos peregrinos, los autobuses fueron contados y esos escasos feligreses se fueron el mismo día, y no como otros años, que por lo menos pasan una noche en Tierra Caliente, ocupando hoteles tanto de San Lucas como de Huetamo. Atribuyendo este hecho a las sucesivas muertes en la región y a la crisis actual.

Sin duda alguna, el santuario de San Lucas se ha convertido en un lugar en donde fluyen peregrinos de varias partes del país y de diferentes niveles socioeconómicos, quienes al estar en la presencia de la madre de Dios se solidarizan, pues en ese momento comparten un mismo sentimiento de necesidad y gratitud, dejando ver su sincera devoción.

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