En Michoacán las mujeres que sufren violencia de género no están solas

Las medidas de aislamiento y la nueva convivencia dictada para prevenir los contagios por COVID-19, agravaron otra pandemia que tiene años en nuestro país, la violencia de género.

Ante esta situación en Michoacán el Gobierno del Estado puso en marcha desde hace un año el primer protocolo a nivel nacional dirigido a atender mujeres víctimas de violencia de género durante el COVID-19.

En este periodo han sido atendidas 7 mil mujeres, de las cuales el 60 por ciento fue víctima de violencia psicológica.

De acuerdo con la secretaria de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres (Seimujer), Claudia Padilla Camacho, en el último año la atención a mujeres ha crecido en un 45 por ciento a comparación con años pasados.

“La violencia doméstica, esa que ejercen sus parejas contra ellas, es la que más casos reporta en el último año, el 86 por ciento de las 7 mil atenciones que hemos dado en Seimujer van en este sentido”, comentó.

La funcionaria reconoció que la normalización de muchas acciones violentas impide que las mujeres busquen ayuda a tiempo, por ello es muy importante que la sociedad sea empática a un problema que nos afecta a todas y todos.

Comenzar de nuevo…

“Sí se puede comenzar desde cero, aquí nos llevan de la mano”, afirma Martha, quien durante dos años vivió violencia y ahora está por egresar del Refugio Eréndira a cargo de la Seimujer, ahí aprendió que la violencia no es normal y además es un delito. 

Con 25 años Martha recuerda que la violencia la vivió primero de su padre, quien le decía que no podía estudiar y por cualquier razón en la que él no estuviera de acuerdo la azotaba a golpes.

“En mi casa todo siempre fue para mi hermano, yo no podía ni siquiera opinar, mucho menos pensar que podría estudiar, eso no estaba en mis posibilidades”.

Un día conoció al hombre que ella creía le daría una oportunidad de vivir en mejores condiciones.

“Me enamoré, aunque ahora creo que no era amor, sino que lo veía como el hombre que podría ayudarme a salir de mi casa y dejar de vivir el terror a mi padre”.

Tras un par de meses de noviazgo, donde todo era lindo, Martha y su pareja deciden que van a irse a vivir juntos para comenzar una nueva vida.

 “Al principio todo era amor, sí había celos, sí había gritos, pero para mí eso era su forma en que él me demostraba su cariño”.

A los dos años de vivir juntos las cosas cambiaron, la violencia fue primero psicológica, después física y sexual, esto se convirtió en parte de su vida cotidiana.

“Sí pensé que me iba a matar, mi mayor miedo era que no tenía a donde irme, porque regresar con mi familia no era una opción”, asegura Martha, quien por una vecina logró conocer de la existencia del refugio para mujeres Eréndira, que está a cargo de la Seimujer.

Nerviosa y sin más documentos que una identificación Martha ha estado durante dos meses al cuidado de especialistas que le han dado herramientas emocionales para que pueda comenzar una nueva vida.

“Yo quiero que las mujeres que, como yo, sienten que están solas busquen ayuda, de verdad no estamos solas, aquí me di cuenta de que hay más mujeres como yo y entre todas nos echamos porras para salir adelante”, finaliza.

Algunas cifras:

Durante 2020, la Seimujer brindo atención, acompañamiento y asesoría a 6 mil 119 mujeres y en lo que va del año suman 881 mujeres las atendidas.

El 60 por ciento de las mujeres que buscan ayuda es por violencia psicológica; 20 por ciento, violencia sexual; 15 por ciento, violencia física, y 5 por ciento, violencia patrimonial.

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