Por el Profesor Zeferino León Santoyo
1581 el evangelizador y apóstol de tierra caliente, el agustino fray Juan Bautista de Moya, regalo al pueblo de Carácuaro una imagen de un Cristo Crucificado, originalmente estaba destinado para el pueblo de Acatitlán, al no llegar los acatitlenses a recogerlo a Tiripetío, se le entregó al pueblo de Carácuaro.
Sobre su origen existe una versión que el Cristo fue elaborado en los talleres artesanales de Pátzcuaro con pasta de caña de maíz, otra versión es que fue traído de España, como otras imágenes religiosas que trajeron los españoles para evangelizar a los pueblos indígenas.
Con los años el Cristo ganó fama por cumplir muchos milagros, conociéndosele como el Señor de Carácuaro, existen indicios en imágenes antiguas que originalmente el Cristo no era moreno o casi negro, una versión del cambio de color es que por el hollín de las veladoras que le prendían a sus pies el tizne le fue cambiando su color, otras versiones dicen que cambio milagrosamente de color para tener identidad con los purépechas y los calentanos que fueron sus primeros feligreses.
Durante los 11 años que vivió en Carácuaro el generalísimo Don José María Morelos y Pavón, infinidad de veces se postró a los pies del Cristo, seguramente pidiendo fortaleza, sabiduría y tenacidad por las batallas que se avecinaban en su lucha por la independencia de México, una anécdota más del historiador Jiménez Lescas, es que la antigua novena del señor al señor de Carácuaro fue escrita por mismísimo Siervo de la Nación.
¡Que el señor de Carácuaro los bendiga a todos!
