Un nuevo episodio de violencia vinculada al crimen organizado se vivió este fin de semana en Michoacán, con un saldo preliminar de 25 personas asesinadas, entre ellas dos policías municipales, así como múltiples enfrentamientos, bloqueos carreteros y vehículos incendiados en distintas regiones del estado.
Los hechos más graves se registraron en Tuzantla, donde durante varios días se enfrentaron grupos armados rivales sin presencia de fuerzas estatales o federales. La presión ciudadana a través de redes sociales y medios de comunicación obligó a las autoridades a intervenir el pasado viernes, lo que provocó el repliegue de los criminales, no sin antes dejar vehículos incinerados y seis cuerpos sin vida en la comunidad de El Olivo.
El sábado, Apatzingán y Buenavista vivieron una jornada violenta con narco-bloqueos y la quema de al menos seis vehículos pesados sobre tramos carreteros estratégicos, generando caos entre la población. Mientras tanto, en Tingüindín, un ataque armado contra elementos municipales dejó dos oficiales muertos y un tráiler atravesado en la carretera Jacona–Los Reyes. En Tangamandapio, el Ejército fue emboscado por una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación, donde un agresor fue abatido.
La jornada violenta continuó el domingo con el hallazgo de tres vehículos calcinados en Zinapécuaro.
Múltiples ejecuciones en el estado
Además de los enfrentamientos, se reportaron homicidios presuntamente relacionados con el narcomenudeo en al menos 15 municipios, incluidos Zamora, Morelia, Jacona, La Piedad, Cuitzeo, Contepec, Tarímbaro y Benito Juárez. Entre las víctimas se encuentran jóvenes, comerciantes, padres de familia y personas cuyos cuerpos fueron hallados maniatados, desmembrados o con signos de tortura.
Casos destacados incluyen el asesinato de un padre y su hijo adolescente en Morelia; el hallazgo de restos humanos en Cuitzeo; y la ejecución a plena luz del día de un hombre frente a una escuela en Tancítaro.
Michoacán cierra así un fin de semana marcado por la impunidad, la ausencia de autoridad y la creciente violencia del crimen organizado, que continúa afectando gravemente a la población civil.
