Con la llegada de febrero, miles de fieles se preparan para la tradicional peregrinación desde Tacámbaro hacia Carácuaro, donde cada año cerca de medio millón de personas recorren más de 70 kilómetros para venerar al Cristo Negro. Sin embargo, este masivo evento religioso deja a su paso un problema ambiental considerable: toneladas de basura acumuladas a lo largo del trayecto.

Ante esta problemática, en 2024 surgió la iniciativa ciudadana «Manda Verde», impulsada por Alicia Díaz y un grupo de voluntarios de Tacámbaro. Este esfuerzo busca mitigar el impacto ecológico de la peregrinación mediante la colocación de costales y contenedores en puntos estratégicos del camino, además de fomentar la conciencia ambiental entre los peregrinos y quienes les proporcionan alimentos durante la travesía.
«Yo también fui a peregrinar y me di cuenta de la cantidad de basura que se genera. Es impresionante cómo los desechos se esparcen por todo el camino. Por eso decidí organizarme con un grupo de voluntarios para hacer algo al respecto», explicó Alicia Díaz.
En su primera edición, «Manda Verde» abarcó un tramo de 15 kilómetros, desde la cabecera municipal hasta la localidad de Paso de Morelos, logrando recolectar 25 toneladas de residuos en tan solo tres días. Para este año, la iniciativa se desarrollará del 28 de febrero al 2 de marzo y busca ampliar su cobertura, con la expectativa de sumar más voluntarios y fomentar una mayor participación de los propios peregrinos.
A pesar de que en su primera emisión hubo cierta resistencia por parte de algunos fieles, quienes consideran la disposición de desperdicios como una práctica habitual, la promotora del proyecto confía en que la sensibilización progresiva impulse una mayor colaboración ciudadana para reducir las afectaciones al medio ambiente.
El Cristo Negro de Carácuaro, cuya veneración data desde 1540 cuando la imagen llegó al Templo de San Agustín, es considerado un símbolo de fe y milagros por los creyentes. Cada año, peregrinos de distintas regiones del país acuden a pie, a caballo o en motocicleta para expresar su devoción y solicitar favores. Sin embargo, con el crecimiento de la peregrinación, también se han intensificado los desafíos ambientales, lo que hace indispensable la intervención de organizaciones y ciudadanos comprometidos con la conservación del entorno.
«Manda Verde» es un ejemplo de cómo la organización y la sociedad civil pueden generar cambios significativos en la manera en que se llevan a cabo las tradiciones, promoviendo no solo la fe, sino también el respeto y cuidado por la naturaleza.