Por: Norma M. Ureiro Hernández.
Músico y violinista. Nació el 24 de junio de 1912 en El Ancón de Santo Domingo, municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero (región de Tierra Caliente). Falleció el 17 de enero de 2007 en Riva Palacio, Michoacán (ubicado sobre la margen del Río Cutzamala) y fue sepultado en el Panteón Civil de Ciudad Altamirano. Fue hijo de Felipe Betancourt y María Luisa Portillo. A su padre le decían “Felipe del Agua”, por ser barquero en el Río Balsas.
Juan usó siempre el apellido de su abuela Dorotea Reynoso, porque se crió con ella. La mayor parte de su vida la pasó en Las Paredes, San Lucas y Huetamo, en el Estado de Michoacán, así como en Amuco de la Reforma y Ciudad Altamirano, en Guerrero. Buena parte de su vida radicó en Riva Palacio, Michoacán, lugar separado de Altamirano por el Río Cutzamala.
A los seis años empezó a tocar el violín, siguiendo a su maestro de música, Isaías Salmerón, con quien aprendió todo lo que sabía de música. En una estancia de casi dos años, en el pueblo de Bejucos, Estado de México, formó una agrupación musical con amigos que tocaban en las fiestas del pueblo. Tocaba, aunque menos que el violín, también la guitarra. Practicaba diariamente con el violín durante horas, además del tiempo que dedicaba a tocar como trabajo.
En la década de 1940, realizó las primeras grabaciones con el conjunto Los Purépechas, que organizó y dirigió. Por invitación de la artista Estrella Inda, participó en la filmación de las películas El Gallero y El Rebozo de Soledad.
Cuando contaba con 25 años, se aventuró a tocar en las estaciones de radio nacional XEW y la XEX, en la Ciudad de México. Permaneció solo dos años en la capital de la República.
Regresó a su tierra, que mucho extrañaba, y siguió tocando en las grandes ferias de la región: En San Lucas, Huetamo y Carácuaro, de Michoacán; en Cutzamala, Ciudad Altamirano y Paso de Arena, Guerrero, entre otras. Durante 12 años (1973-1985) e invitado por el rector Rosalío Wences Reza, trabajó en la Universidad Autónoma de Guerrero tocando con su propio conjunto de música folklórica de la Tierra Caliente en las principales ciudades de Guerrero. También se presentó en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, para tocar la música folklórica de Tierra Caliente.
En 1966, asistió al Anual American Fiddle Tunes Festival en Port Townsed, Washington, EU, invitado por Eduardo Llerenas, de la disquera Corasón, y la impulsora folklórica Lindjou Fenley. En el mismo año se presentó en el Polifórum Siqueiros de la Ciudad de México, donde alternó con el grupo de violinistas Balfa Tojours, de Louisiana, EU, en el Festival of American Fiddle Tunes.
En EU, presentó tres conciertos e impartió clases sobre la música de Tierra Caliente a violinistas estadounidenses. De ese modo, conoció al estadounidense Paul Anastasio, mismo que se volvió violinista al recibir las clases de Juan Reynoso. Paul Anastasio, se ha dedicado a transcribir las partituras de Reynoso, de las cuales ha recuperado más de 300.
En 1997, el Departamento de Culturas Populares lo postuló y ganó el Premio Nacional de Artes y Tradiciones Populares, que le fue entregado en solemne ceremonia por el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, hasta entonces Presidente de México.
En ese mismo año, el Gobierno del Estado de Guerrero le entregó la Medalla al Mérito Civil por su labor a favor de la música folklórica de la entidad. En mayo de 2006, el H. Ayuntamiento de Morelia, Michoacán, lo premió con la Presea Generalísimo Morelos.
Grabó 16 discos LP, donde incluyó música de los mejores compositores de Tierra Caliente, como Juan Bartolo, Isaías Salmerón, Bardomiano Flores, José Corona, Jesús Bañuelos, Socorro Galván, Luis Ortiz, Heriberto Padilla, Catalino Galíndez, Epifanio Avellano, Florencio Valentín y Salomón Trujillo. De su propia inspiración grabó: El Toro sin Caporal, El Guachito (dedicada a su hijo Javier), Sólo que la mar se Seque, Santo Domingo, Leonor, Marcha de Reynoso, Ninfa, Las Flores que tú me Diste, San Cristóbal, Amatepec y otras.
Isaías Alanís publicó la biografía: Don Juan Reynoso, un violinista de Tierra Caliente, México, 1998, editado por CONACULTA y la Coordinación de Proyectos Especiales del Estado de Guerrero.
El periodista Jorge Amós Martínez, resume la personalidad y obra de Juan Reynoso en las siguientes líneas: “Don Juan Reynoso aprendió con los músicos grandes que venían del siglo XIX; con ellos recorrió los caminos de Carácuaro a Teloloapan, de Tejupilco a Guayameo, por las orillas del Río Balsas y sus afluentes.
Lo mismo en fiestas religiosas, en jaripeos de fiestas patrias, que en fandangos por una cuelga o por el tálamo en una boda. En los pueblos y caminos de los Estados de Guerrero, México y Michoacán se le veía siempre al hombro una funda hecha con franela roja o con paliacates para su violín Paracheño comprado en San Lucas el mero día de la Candelaria.
“El violín le llevó por el país, lo puso en la radio y en el cine, le abrió la puerta de las universidades estadounidenses y mexicanas; también las puertas de las casas grabadoras, le entregó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1997, un reconocimiento del gobierno de Michoacán; pero tal vez el más importante reconocimiento es el de sus paisanos calentanos que en vida lo convirtieron en leyenda.
La música tradicional de México, del mundo, perdió una biblioteca llena de coplas, de adornos y floreos de violín, de sones y gustos; al último ejecutante de guitarra panzona; pero sobre todo, de un músico con un sentimiento enorme. Dejó de ser tronco, ahora es raíz profunda de esa parota que es la música tradicional de Tierra Caliente”.
Don Juan Reynoso Portillo, auto describió gráficamente toda su vida en uno de sus sones: “Soy toro sin caporal, que paseo por donde quiera, no estoy impuesto al corral y el que me quiera torear, que se afiance bien la cuera…”.