Por Heidi Nieves / El Sol de Acapulco
Por más de seis décadas Don Ángel de 76 años de edad se ha dedicado a la elaboración del huarache artesano, el cual se teje sobre la horma con llanta de avión. Traídos en sus diferentes tipos de modelos desde Huetamo, Michoacán, en la región de la Tierra Caliente casi en los límites del estado de Guerrero.
Él se ha dedicado practicante toda su vida a dicho oficio, pues desde los 9 años de edad un tío, hermano de su madre, le enseñó el cómo hacerlo. “Aprendí cuando se hacían huaraches grabados, de cuatro vueltas y clavados, me enseñó un hermano de mi madre quien ya falleció”.
El primer huarache que Don Angel realizó fue el clavado, donde cada uno llevaba 17 clavos posteriormente le enseñaron a curtir las pieles.
El comerciante originario de Michoacán regresa cada 20 días a su ciudad, para realizar más producto y poderlos venir a comercializar a Acapulco. La llanta se la venden por pliego y es exportada de Guanajuato a Michoacan y el resto del material lo adquiere en el mercado de su ciudad.
Del huarache cruzado me hago 24 pares al día, del tejido unos 20. Cuando vengo para acá me traigo a vender entre 200 a 300 pares. Generación tras generación su familia se han dedicado a ello, desde sus tíos, hasta sus hijos y nietos.
Como en todos los comercios, algunas ocasiones no tiene nada de ventas, en otras si, siendo el huarache tejido y cruzado con mayor venta, “uno debe de echarle ganas para sobrevivir”, expresó Don Angel
Él exhibe su producto bajo cajas de madera de jitomate y un cartón, donde los traslada teniendo variedad de colores, presentaciones y números de calzado, se ubica en la banqueta cerca de la Vía Rápida y Avenida Constituyentes en un horario de 8 de la mañana a 2 de la tarde.
“Vendo todos los días durante la cuaresma porque es cuando más pedidos y ventas tengo, todos los días me pongo y si es tiempo de las aguas no vengo si llueve”.