Burocracia

Juan Miranda Alvarado.

Son casi las diez de la mañana, estoy en una oficina de gobierno que puede ser de cualquier Estado de nuestro país, es asombroso lo que miran mis ojos: La recepcionista maquillándose una, dos y muchas veces su rostro, en tanto los usuarios la miran con desesperación gatuna, por ahí un hombre con cara de contador se prepara un cafecito y los usuarios que ya se multiplicaron se desesperan aún más por no ser atendidos, así es la vida de los empleados en las oficinas de gobierno: Saluditos de beso, tentativas de ligues, periódico y sus horóscopos, revistas del corazón y chismes muchos chismes, ya después de dos horas de realizar este ejercicio de relajamiento colectivo, ¡por fin es hora de atender a los usuarios!.

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