Este 14 de mayo se cumplen ocho años del fallecimiento de Azucena Galván Santibáñez, reconocida exponente del baile tradicional de la Tierra Caliente michoacana y figura fundamental en la transmisión del patrimonio cultural inmaterial de la región.
Originaria de Huetamo, Azucena Galván descubrió desde temprana edad su vocación por el baile, influenciada por el legado artístico de su padre y de su abuela, doña Teófila, quienes se distinguieron en el ámbito del baile popular. Su trayectoria, forjada a lo largo de más de cinco décadas, la consolidó como una de las máximas representantes del zapateado de gustos y sones tradicionales.
Su labor como promotora cultural trascendió el ámbito escénico. Impartió talleres en escuelas primarias y ofreció clases en la Casa de la Cultura de Huetamo, con el propósito de transmitir a las nuevas generaciones el amor por las tradiciones dancísticas de su tierra natal. Este compromiso le valió ser incluida en el libro Tesoros Vivos de Michoacán, publicado en 2015 por la Secretaría de Cultura del Estado, donde se reconoce la trayectoria de portadores de saberes tradicionales.
En vida, recibió diversos homenajes y reconocimientos. En noviembre de 2013, la Secretaría de Cultura de Michoacán, a través del Departamento de Atención a la Diversidad Cultural, le rindió un reconocimiento en el marco del VIII Encuentro de Músicos y Bailadores de Tierra Caliente. Asimismo, la Universidad Nacional Autónoma de México, campus Morelia, le tributó un homenaje durante el encuentro Verso y Redoble, en honor a su entrega y constancia en la preservación de las expresiones dancísticas tradicionales.
A ocho años de su partida, la figura de Azucena Galván Santibáñez permanece viva en la memoria colectiva de Huetamo y de la Tierra Caliente. Su legado continúa inspirando a generaciones de bailarines, promotores culturales y comunidades que ven en sus pasos una herencia que honra la identidad michoacana.
