Cascaritas de pobres
Juan Miranda Alvarado.
Pasaron los años y ahora que ves el mundial, te acuerdas de tu infancia futbolera, era un poema la cancha; porterías de piedras de tepetate y el balón, ¡que balón! hecho de puro cuero corriente, cuando lo pateabas, parecía que le pegabas a un coco. Soñabas y soñabas, te sentías jugador profesional “…la tiene Fernando Bustos, gambetea, dispara, goooooool…” aún te queda la emoción y también las cicatrices, de las patadas feroces que recibías en las cascaritas de pobres.