Se cumplen 100 años del adiós de José Rentería Luviano, un revolucionario huetamense que prefirió morir a ser capturado

El general José Rentería Luviano, originario de Huetamo, Michoacán, fue una figura emblemática de la Revolución Mexicana, cuyo legado perdura en la historia regional y nacional. Nacido en 1883, en el seno de una familia terrateniente de gran influencia política —su abuelo J. Carmen Luviano fue prefecto de Huetamo—, creció entre privilegios, pero con el tiempo se volcó hacia la causa revolucionaria.

Desde joven, Rentería se dedicó a las labores del campo, hasta que el estallido revolucionario lo llevó a incorporarse al movimiento armado. Con valentía y decisión, se unió al general Gertrudis G. Sánchez en Coyuca de Catalán, ya con el grado de general y al frente del 41º Cuerpo Rural con sede en Huetamo. Participó en acciones clave contra el régimen de Victoriano Huerta, combatiendo al lado de figuras como Joaquín Amaro y Jesús H. Salgado.

Su carrera militar fue notable por su inteligencia táctica y su temple, lo que le valió un lugar de respeto en Michoacán y Guerrero. Sin embargo, su relación con el general Gertrudis G. Sánchez estuvo marcada por tensiones, y hasta la fecha se debate su posible responsabilidad en la muerte de este último, ocurrida en Huetamo el 25 de abril de 1915.

En 1917 ocupó brevemente la gubernatura de Michoacán y, tras su retiro del Ejército en 1920, emprendió negocios en su natal Huetamo. Fue pionero en la modernización local: instaló la primera fábrica de hielo e introdujo el uso de camiones para el transporte de mercancías.

No obstante, en 1923 volvió a las armas al apoyar el levantamiento de Adolfo de la Huerta, lo que lo enfrentó con el presidente Álvaro Obregón, quien lo declaró traidor y ordenó su eliminación. Durante ese periodo, el general Rentería logró tomar la plaza de Morelia el 26 de enero de 1924, en una acción en la que también participaron los generales Diéguez, Buelna y Estrada.

La madrugada del 26 de junio de 1925, el general José Rentería Luviano se encontraba en su domicilio en la colonia Tacuba, del entonces Distrito Federal, cuando fue sorprendido por fuerzas militares. A pesar de estar desarmado y en ropas menores, intentó enfrentar a sus captores. Sin posibilidad de escape y fiel a su código de honor, optó por quitarse la vida con su revólver antes de ser capturado por las tropas del general Palomera López.

A 82 años de su trágica muerte, se le recuerda como un hombre de firme carácter, idealista y valeroso, cuya vida refleja los claroscuros de la Revolución. En honor a su memoria, el mercado municipal de Huetamo lleva su nombre.

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