Apenas han transcurrido dos semanas de febrero y Michoacán ya registra 71 homicidios, entre ellos siete mujeres y siete menores de edad, así como cuatro elementos policiales. Además, se han reportado cuatro masacres y la muerte de dos hombres por la detonación de una mina terrestre en Tierra Caliente, donde el crimen organizado ha sembrado explosivos como parte de su estrategia.
En un estado asediado por la lucha de cárteles del narcotráfico, la violencia se ha recrudecido con el uso de armas de alto calibre, minas terrestres y drones con explosivos. De los 71 homicidios, Morelia encabeza la lista con 10 casos, seguido de Zamora con 9, Jacona y Apatzingán con 8 cada uno, y Buenavista y Uruapan con 5.
El 6 de febrero, en Queréndaro, un ataque armado contra la Policía Municipal dejó tres agentes muertos y provocó la renuncia de 17 elementos por temor a represalias. Un día después, en Zamora, el segundo comandante de la Policía de Investigación de la Fiscalía Regional fue ejecutado en un gimnasio.
El 3 de febrero, en Buenavista, fuerzas federales abatieron a tres presuntos delincuentes y aseguraron armas y explosivos. Días después, en el mismo municipio, dos trabajadores del campo murieron tras activar accidentalmente una mina terrestre.
Otro episodio trágico ocurrió en Tingambato el 9 de febrero, cuando un grupo armado atacó un palenque clandestino, dejando cuatro muertos, entre ellos un niño de 11 años. En Ario, el 10 de febrero, un hombre y su sobrino fueron asesinados a bordo de su camioneta.
El 11 de febrero, en Apatzingán, fue hallado sin vida un adolescente de 13 años, presuntamente vinculado con el crimen organizado. Mientras la policía investigaba, fueron atacados con drones explosivos, destruyendo una patrulla.
La violencia continúa con asesinatos en diferentes municipios, incluyendo ejecuciones con mensajes del crimen organizado en Zamora y ataques directos a fuerzas de seguridad en Apatzingán, donde dos agresores fueron abatidos.
