En medio de una atmósfera de inconformidad manifestada por algunos trabajadores del Colegio de Bachilleres Plantel Huetamo, la institución se encuentra dividida entre la protesta y el esfuerzo por mantener la calidad educativa. Mientras un sector del personal expresa su descontento, otros maestros se dedican a motivar a sus estudiantes para que culminen su ciclo escolar con éxito, evitando así que se vean perjudicados en sus calificaciones.
Durante un recorrido por las instalaciones del plantel, se pudo observar el trabajo activo de los estudiantes en diversas aulas. En algunas de ellas, se presentaban maquetas que explicaban fenómenos científicos como la fuerza de tracción, la fotosíntesis y el ciclo del agua, mostrando el compromiso con el aprendizaje práctico. Además, se notaron esfuerzos por fomentar el cuidado del medio ambiente, con plantas ubicadas tanto dentro de los salones como en las áreas comunes, un reflejo de la búsqueda de soluciones frente al calor.
La situación actual plantea la necesidad de encontrar formas adecuadas de expresar las inconformidades y resolver las diferencias naturales en cualquier grupo social, sin olvidar la misión principal de la institución: educar a los estudiantes. Las diversas manifestaciones y expresiones difundidas en medios de comunicación han desviado la atención de esta función fundamental, colocando a los alumnos en una posición difícil al verse obligados a tomar partido en el conflicto.
Esta división interna no solo afecta la dinámica diaria del plantel, sino que también coloca a los estudiantes en una encrucijada, donde cualquier postura asumida puede ser mal vista por el bando contrario, generando posibles repercusiones. Como bien se ha dicho, ni todo es verdad ni todo es mentira, y en este conflicto no hay perfectos; solo seres humanos con sus propias imperfecciones.
