En un sombrío descubrimiento que sacude la tranquilidad de la comunidad de Chilchota, un grupo de siete hombres, aún sin identificar, fue encontrado brutalmente ejecutado en un predio rural, que fungía como campamento para actividades delictivas. Los primeros indicios sugieren que estas víctimas podrían haber pertenecido a una organización criminal, siendo víctimas de un ajuste de cuentas con rivales que buscan controlar el territorio.
La alarmante situación fue reportada a las autoridades por un valiente ciudadano que, con su denuncia, permitió la intervención de las fuerzas del orden. Elementos de la Policía Municipal, la Guardia Civil y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se trasladaron de inmediato al terreno ubicado en la comunidad indígena de Huecato, donde se llevó a cabo el macabro hallazgo.
Al llegar al lugar, los agentes policiales y militares se encontraron con un escenario desolador: un campamento clandestino, aparentemente utilizado por una célula delictiva, donde yacían los cuerpos sin vida de siete hombres. Las víctimas presentaban evidentes signos de violencia, incluyendo heridas de bala, múltiples golpes y, de manera especialmente perturbadora, dos de ellos habían sido decapitados. Además, se observó que los fallecidos portaban vestimenta táctica, indicando su posible vinculación con actividades criminales.
Ante la gravedad de los acontecimientos, se informó a la Fiscalía General del Estado, dando inicio a una exhaustiva investigación a cargo de un equipo interdisciplinario de la Unidad de Servicios Periciales y Escena del Crimen. Este grupo se encargó de recabar pruebas y realizar las diligencias correspondientes en el sitio del crimen, antes de proceder al traslado de los cuerpos al Servicio Médico Forense (Semefo) de la región, donde se llevarán a cabo los estudios necesarios para determinar la identidad de las víctimas y esclarecer las circunstancias exactas de sus muertes.