La cueva del Cerro del Texcal

Por el Ing. Florencio Soto Pineda.

La montaña del Texcal se localiza en la cercanía del rancho La Joya, Guerrero, en cuyo sitio convergen Michoacán y el Estado de México y Guerrero.

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Al rancho de La Joya fui en los inicios de los noventa, con un gran amigo y pariente, hermano, Casildo Soto de Angao, quien me llevó hasta La Joya, Guerrero, en donde nos esperaban los lugareños de guías (Inés Sandoval y amigos) y subimos a la montaña del Texcal, que tiene en su cima una gran cueva que con cuerda que llevé nos introducimos en ella en el orificio vertical, ésta es amplia y tiene en su interior varias bifurcaciones y en un lugar en específico los lugareños cavaron queriendo desenterrar tesoros ocultos, la señal que ellos intuían que era una bóveda sellada era la calcificación y el salitre que por muchos cientos o miles de años del escurrimiento del agua de la lluvia que penetra en el interior y que había cerrado la entrada a un socavón, podría también suponer que esa entrada de una bifurcación que había sido sellada a propósito con cal para ocultar un tesoro y escapar en época de la Revolución o Independencia y emigrar a la ciudad y después regresar a desenterrarla ya que hubiese pasado la insurrección.

De estas anécdotas de tesoros y armas ocultas en cuevas existen muchas, yo conozco varias y las cuentan con mucha veracidad, como lo es en la Mina del Espíritu, que los dueños guardaron las monedas de oro en un socavón recién abierto y lo sellaron para regresar en tiempos de paz a sacar el guardado. En la montaña del Iquimengari hay guardados de dinero y armas de los cristeros, de maleantes que la habitaron, en Quenchendio que se encontraron armas, en las cuevas en el Cerro del Campo del Carmen y en la montaña de Barrabás o Mesa del Campo (posteriormente narraré cada uno de estos lugares).

Anteriormente cuando no había bancos en la región y las haciendas administraban grandes cantidades de dinero en monedas de oro y plata, para protección de los asaltantes los hacendados guardaban sus riquezas en entierros en el campo, en huecos de los árboles, en pozos artesianos y en las cuevas, muchas veces fallecían los dueños y quedaban los entierros que varias personas se han hecho ricas con estos hallazgos.

Después de la incursión de la cueva de la montaña del Texcal nos metimos a otra gran cueva en un lugar diferente, teniendo un pasadizo horizontal de unos 8 metros de diámetro de ancho, caminamos por espacio de una hora y parece no tener fin, por lo cual decidimos salir por una claraboya o agujero en el techo, hasta el momento es la cueva más larga en la que he estado, es una experiencia muy extraordinaria.

Una persona de esta zona de apellido Santibáñez, me contó que cerca del rancho La Joya vivió un general retirado que tenía un rancho en la cercanía y contaba con muchas armas y las escondió dentro de esta cueva en una oquedad dentro de la gran cueva y selló la entrada y la simuló que era natural y tiempo después fallece el militar y se lleva el secreto y queda para que sea descubierto por exploradores avezados que se atrevan a explorar.

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